Escucharlas hablar de sus experiencias con tanto entusiasmo y orgullo es un reflejo de la tenacidad y esfuerzos que han puesto tres destacadas estudiantes del curso técnico de Costura.
Vive en una comunidad rural de San Rafael del Sur. Los caminos son bastante inaccesibles y cuando llueve las fuertes corrientes de los ríos impiden el paso. Para llegar de su casa a sus clases del curso técnico de “Costura Básica, Menaje de Casa”, en el centro educativo Vega Baja, en Diriamba, debía hacer un largo recorrido que la llevó, incluso, a aprender a andar en moto y salir a una zona en donde podía tomar el transporte público.
Tatiana Isamar Navarro Fargas, tiene 29 años y es una de las beneficiarias de los cursos técnicos que se imparten en Vega Baja, gracias a la gestión de proyectos que se impulsan desde ANDECU con el fin de brindar a las mujeres herramientas que faciliten su autosostenibilidad, eleven su autoestima y se motiven a emprender su propio negocio.
“Yo no sabía nada, nunca en mi vida había tocado una máquina de coser y menos hacer una pieza. Yo miraba a mis compañeras que podían hacer todo y a mí me costaba mucho”, recuerda Tatiana. La idea de renunciar pasó más de una vez por su mente, pero el ánimo que le dieron las otras estudiantes y la instructora, hicieron a un lado sus frustraciones y más bien tomó ánimo para asumir este reto.
Tanto fue su compromiso que realizó un préstamo para comprarse su propia máquina y desde su casa practicar lo que le enseñaban en las clases. “Me acostaba a la una o dos de la mañana haciendo los trabajos, cosía y descosía una y otra vez, hasta que estuviera satisfecha. Me levantaba y me decía ‘yo tengo que hacerlo, tengo que llevarlo’ y lo logré. Me siento satisfecha y muy agradecida por el apoyo que me dieron”, enfatiza la joven.
La dinámica de los talleres que se imparten en Vega Baja, va más allá de la parte técnica. La motivación y empoderamiento es parte de la formación integral de que se les brinda a las alumnas. “Nosotras hemos podido avanzar, superarnos como como personas y vencer obstáculos. Por ejemplo, el último día de clases fue complicado para mí, no hallaba quien me trajera, estaba lloviendo, llegué toda mojada, pero sí se pudo, entregué mis trabajos y me sentí plena, orgullosa, descubrí una parte de mí que estaba escondida” reflexiona Tatiana.
Ahora esta joven se encuentra lista para continuar capacitándose e iniciar el módulo 2 de costura, “Confección de Ropa de Damas” para seguir aprendiendo y emprendiendo. La semilla de tener su propio negocio ya fue sembrada y se encuentra lista para abrir su taller de costura.
“Claro que voy a emprender un negocio. He hecho algunos trabajos que han visto mis vecinos y miembros de la iglesia a la que pertenezco y les han gustado mucho, así que eso me motiva y llena de ilusión. Acá en mi comunidad no hay nadie que ofrezca estos servicios y hasta ya me han hecho encargos” detalla, mientras una sonrisa de satisfacción se plasma en su rostro.
Sueños que se cumplen con esfuerzo y dedicación
Lucía Valeria García Sánchez, tiene 39 años. Ella fue de las participantes del curso técnico de costura “Taller Textil”. Ha concluido con éxito los tres módulos que conforman todo el curso. Su interés de aprender a confeccionar ropa surge de la necesidad de complementar sus habilidades. Ella ofrecía bordados de punto cruz, pero necesitaba de otros proveedores para que le elaboraran las prendas de vestir o pedía que le hicieran pequeños trabajos de costura, lo cual elevaba sus costos al tener que contratar a terceras personas.
“Aunque yo bordaba, tenía que pagar para poder hacer un vestidito. Entonces me llamo mucho la atención los talleres que se ofrecían en Vega Baja y sin dudarlo me integré a las clases de costura”, explica Lucía Valeria.
La chispa y entusiasmo de Lucía son evidentes. Se emociona al hablar de su negocio “Creaciones Camila”, ubicado en Masaya, en donde vive y de donde es originaria. “Vine con muchas ilusiones, con querer saber, miraba las prendas que elaboraban y me decía ‘yo quiero hacer eso’. Pasé el primer curso y quedé satisfecha. Me encantó todo lo que aprendí, era como que le estabas dando un juguete a un niño. Me enseñaron hacer almohadas para bebé que ya podía combinar con mi trabajo en punto de cruz”, rememora.
Sin duda, un factor que la motiva y lleva hacia adelante son sus dos hijos: Camila Lucía y Roberto José. Fue precisamente el nacimiento de su primogénita la que dio origen a su negocio. Las sabanas y otros accesorios que había elaborado para el uso de su hija, fueron comprados por una clienta que quedó muy satisfecha con los productos. Lucía se dio cuenta que había un potencial y un mercado que podía adquirir las piezas que elaboraba. Empezó con su propio capital y una máquina de coser que le había regalado su esposo al casarse. De eso hace ya 18 años y sigue creando y aprendiendo nuevas técnicas de trabajo.
Los talleres que se impulsan en el Centro Educativo Vega Baja buscan como garantizar una formación completa para las mujeres que los toman y así procurar mejores resultados una vez lo lleven a la práctica.
“El segundo curso, fue algo totalmente nuevo. Nos enseñaron a hacer los patrones de las prendas. Ahí me di cuenta de que yo necesitaba realmente aprender muchas cosas porque si yo vendía un vestidito, que yo había bordado, pero me lo había hecho otra gente, yo no sabía ni cuánto le pagaba en tela. Ahora ya empecé a trabajar, ya hago mis moldes y eso me encanta… tengo como 50 productos que puedo elaborar mezclando la costura y el punto de cruz bordado” expresa Lucía Valeria.
Para esta emprendedora su negocio, tomó un nuevo rumbo a raíz de su tecnificación que le ha permitido ir creciendo de manera sostenible y superando diversos obstáculos, como que su esposo haya quedado en el desempleo o enfrentar la disminución de encargos a causa de la pandemia. Y fue precisamente en medio de la necesidad en dónde miró una oportunidad y durante la crisis sanitaria del Covid-19 empezó a elaborar mascarillas en punto de cruz, que por su calidad y fineza se vendían muy bien. “Me las pedían por docena, pero para venderlas necesitaba tener factura y ahí tomé la decisión de que si yo quería crecer más tenía que legalizarme y así lo hice”, expresa.
La experiencia, los aprendizajes y el empeño han consolidado el proyecto empresarial de Lucía Valeria, sin embargo, en esta mente inquieta y dinámica hay un sueño por alcanzar y es tener una tienda especializada en ropa y accesorios infantiles. “Yo sé que lo voy a lograr, cuando vos tenés una meta y un objetivo claro las cosas suceden paulatinamente. No es de la noche a la mañana y todo tiene su esfuerzo, yo estoy capacitándome en estos momentos y sé que lo voy a lograr”, enfatiza.
Una marca con amor de madre
Jessenia de los Ángeles González Sabogal, tiene su emprendimiento en Masaya, sus habilidades en la costura la llevaron a crear su propia marca de ropa confeccionada “JoRo Total Sewing”.
Ella es una mujer muy disciplinada y enfocada en cumplir las metas que se propone. A pesar de manejar técnicas básicas de costura, Jessenia quiso ampliar sus conocimientos y concluyó con muy buen resultado los cursos técnicos de costura “Confección de Prendas de Dama” y “Taller Textil”, antes ya había finalizado el primer nivel “Costura Básica, Menaje de Casa”. Todos promovidos por ANDECU en el Centro Educativo Vega Baja.
“Entrando aquí sentí un gran avance, fue muy bonito porque aprendí nuevas técnicas, recordé cosas que quizás cuando me las enseñaron eran diferentes y todo eso me dio la pauta para iniciar un emprendimiento”, comenta Jessenia.
Los productos que comercializa ya llevan su marca, lo que le ha permitido llegar a nuevos clientes a través de las recomendaciones que recibe por la calidad de las piezas que elabora. Siente que los otros cursos que ha tomado le han abierto nuevas puertas. Es el caso de “Prendas de Dama” con el que su oferta se amplió considerablemente.
“Yo no tengo un trabajo estable, para ayudarme económicamente vendía (y todavía vendo) productos por catálogo. Ahora estas clases me han beneficiado muchísimo al poder crear mis propios ingresos. Ver crecer tu propia empresa te aumenta tu autoestima como mujer. Hoy en día ya va cambiando ese aspecto que debemos estar solo en la casa. Esto para mí ha sido una gran oportunidad para desarrollarme y agradezco mucho a las profesoras y a todo el equipo de ANDECU”, expresa.
Para Jessenia de los Ángeles su principal motor son sus hijos. Confiesa que ellos se emocionan al verla trabajar y que su emprendimiento fue dedicado especialmente a ellos. “JoRo Total Sewing” es la combinación de Jo, de Josepeh, y Ro, de Roberta. Además, quería tener una oferta amplia en todo el ramo de la costura por lo que dejó abierto el nombre para poder producir diferentes tipos de piezas de tela.
Llegar hasta donde está ha significado todo un reto. Cumplir con los horarios de clases, las tareas asignadas, los trabajos hechos en clases, significó mucha organización y disciplina para Jessenia. “Venir a Vega Baja era disponer de todo un día. Yo estaba acostumbrada a permanecer en mi casa y disponía del tiempo suficiente para hacer las cosas del hogar. Entonces me planifiqué mejor, preparaba todo desde el día anterior y eso me facilitó mis giras de Masaya a Diriamba. También está el aspecto económico que básicamente era cubrir tu pasaje y alimentación, pues acá se nos garantiza todo de manera gratuita. Así que valía la pena el esfuerzo y la inversión para capacitarme”, enfatiza Jessenia de los Ángeles.
Un gran aporte para las mujeres
Actualmente el Centro Educativo Vega Baja ofrece el curso técnico de costura en tres niveles: 1) Básico 2) Confección de Ropa de Dama y 3) Taller Textil. Los requisitos que se necesitan para acceder a este curso en particular son: ser mayor de edad, tener primaria aprobada, presentar copia de cédula de identidad y tener muchas ganas y deseos de superarse.
“Estamos trabajando con el gobierno de Australia a través del proyecto ‘Releved’ y eso nos permite tener un amplio rango de edad para aceptar a las estudiantes. Queremos empoderar a las mujeres más vulnerables de nuestro sector, que sean multiplicadoras, por eso reciben la mejor educación y clases de formación personal. Queremos que su educación sea lo más integral posible, para que puedan emprender luego de salir del centro”, explicó Jessica García, coordinadora de talleres técnicos de ANDECU.
Los cursos se desarrollan dos veces al año. El primero fue de febrero a junio 2022 y en agosto arranca el segundo curso del 2022.
Escucharlas hablar de sus experiencias con tanto entusiasmo y orgullo es un reflejo de la tenacidad y esfuerzos que han puesto tres destacadas estudiantes del curso técnico de Costura.
Vive en una comunidad rural de San Rafael del Sur. Los caminos son bastante inaccesibles y cuando llueve las fuertes corrientes de los ríos impiden el paso. Para llegar de su casa a sus clases del curso técnico de “Costura Básica, Menaje de Casa”, en el centro educativo Vega Baja, en Diriamba, debía hacer un largo recorrido que la llevó, incluso, a aprender a andar en moto y salir a una zona en donde podía tomar el transporte público.
Tatiana Isamar Navarro Fargas, tiene 29 años y es una de las beneficiarias de los cursos técnicos que se imparten en Vega Baja, gracias a la gestión de proyectos que se impulsan desde ANDECU con el fin de brindar a las mujeres herramientas que faciliten su autosostenibilidad, eleven su autoestima y se motiven a emprender su propio negocio.
“Yo no sabía nada, nunca en mi vida había tocado una máquina de coser y menos hacer una pieza. Yo miraba a mis compañeras que podían hacer todo y a mí me costaba mucho”, recuerda Tatiana. La idea de renunciar pasó más de una vez por su mente, pero el ánimo que le dieron las otras estudiantes y la instructora, hicieron a un lado sus frustraciones y más bien tomó ánimo para asumir este reto.
Tanto fue su compromiso que realizó un préstamo para comprarse su propia máquina y desde su casa practicar lo que le enseñaban en las clases. “Me acostaba a la una o dos de la mañana haciendo los trabajos, cosía y descosía una y otra vez, hasta que estuviera satisfecha. Me levantaba y me decía ‘yo tengo que hacerlo, tengo que llevarlo’ y lo logré. Me siento satisfecha y muy agradecida por el apoyo que me dieron”, enfatiza la joven.
La dinámica de los talleres que se imparten en Vega Baja, va más allá de la parte técnica. La motivación y empoderamiento es parte de la formación integral de que se les brinda a las alumnas. “Nosotras hemos podido avanzar, superarnos como personas y vencer obstáculos. Por ejemplo, el último día de clases fue complicado para mí, no hallaba quien me trajera, estaba lloviendo, llegué toda mojada, pero sí se pudo, entregué mis trabajos y me sentí plena, orgullosa, descubrí una parte de mí que estaba escondida” reflexiona Tatiana.
Ahora esta joven se encuentra lista para continuar capacitándose e iniciar el módulo 2 de costura, “Confección de Ropa de Damas” para seguir aprendiendo y emprendiendo. La semilla de tener su propio negocio ya fue sembrada y se encuentra lista para abrir su taller de costura.
“Claro que voy a emprender un negocio. He hecho algunos trabajos que han visto mis vecinos y miembros de la iglesia a la que pertenezco y les han gustado mucho, así que eso me motiva y llena de ilusión. Acá en mi comunidad no hay nadie que ofrezca estos servicios y hasta ya me han hecho encargos” detalla, mientras una sonrisa de satisfacción se plasma en su rostro.