Empresaria y propietaria de la Clínica Akira, nos ha comentado que pese a que el 2020 fue un año difícil a causa de la pandemia, eso no la detuvo para seguir creciendo y ordenándose en los aspectos financieros y administrativos en su negocio.
Sin pensarlo dos veces se independizaron junto con su marido y decidieron establecer una sucursal en uno de los módulos del Mercadito de San Judas, en donde además de brindar consultas, realizan terapias y ventas de productos naturales que ella misma hace.
A aumentado su línea de productos y su línea de servicios con paquetes especializados, que le han permitido incrementar su ventas y seguir adelante y dándose a conocer a través de las redes.